sábado, 11 de noviembre de 2017

Deconstruirse no es fácil

Deconstruirse del rol que te ha dado la sociedad desde que naces no es fácil, incluso cuando formas parte de la parte que está oprimida.

Las primeras películas que miras te enseñan a esperar la llegada de un príncipe azul. Claro, a esperar, que más ibas a hacer. Ese único príncipe azul que va a ser tu media naranja, una media naranja que te complete. Y todo eso se traslada a la creencia general de la sociedad de que una mujer que no se casa ni tiene hijos ha fracasado. Nadie se le ocurre pensar que tenía otras prioridades y metas en la vida a otros niveles.  Pero durante siglos hemos sido "la mujeres de" y las que traen los hijos a las familias. Por mucho que eso este cambiando, el estigma que rodea a las mujeres que se sale de la norma sigue.
Y aunque una mujer sí tenga esas prioridades en la vida, nunca va a ser encontrar una media naranja. Porque nosotras ya somos naranjas completas. Lo que buscamos son personas que nos complementen y acompañen, personas que quieran participar en que cumplamos nuestras metas.

Me pregunto si gran parte de mi personalidad se ha debido a la influencia de este sistema. Si mis inseguridades y timidez se deben a que nos han enseñado a las mujeres a callar y replantearnos miles de veces lo que vayamos a decir, no vaya a ser que nos equivoquemos. Si mi perfeccionismo viene de esta idea de que no puedo fallar, que tengo que demostrar lo mejor de mí para que si tuviera algún fallo no se atribuyera a mi género. Si durante años sufrí por mi aspecto, mi cuerpo, mi peso... sufrí un TCA, cuya proporción es 9/2 mujeres/hombres; si hubiese nacido hombre hubiese tenido casi 5 veces menos de probabilidad de haberlo sufrido, porque nunca se me habría juzgado por mi talla y medidas.

Aún hoy, en las aulas veo lo que he descubierto que se llama el efecto tijera. En mi clase somos 80% chicas y 20% chicos; pero a nivel de cátedra los porcentajes se invierten. En la asignatura de Historia no han nombrado a ninguna mujer psicóloga, y no es que no las hubiera, pero la mayoría firmaba sus trabajos con el apellido del marido o firmaba su compañero; ¿quién publicaría el trabajo de una mujer? Y aún hoy siguen publicando menos mujeres. ¿Y esa brecha salarial teóricamente inexistente? Pues desde hace dos días y hasta final de años las mujeres hemos dejado de cobrar por el trabajo que hacemos.

Podría seguir explayándome. Dejar atrás las injusticias y hablar del miedo. El miedo que se siente al ir sola por la calle donde te acosan y lo justifican con que son "piropeos". Que aprovechen para tocar donde no se debe en una fiesta, justificarlo con que había mucha gente y no sabían donde poner las manos. Que lleguen a violar y lo justifiquen con que estabas borracha y no dijiste claramente que no; porque la falta de sí se sigue sin considerar rechazo. O que violen y justifiquen con que ellos eran los que estaban borrachos y no sabían lo que hacían.

O ese "romanticismo". Parejas que controlan porque sienten celos. "Hay que romántico, está celoso porque te quiere". Y esos celos se convierten en cargos de conciencia, insultos, en golpes y en muerte. ¡Qué bonito pintan ese amor romántico!

Y aunque yo sola todas estas cosas no pueda cambiar, hago pequeños cambios, añado mi pequeño grano de arena, para que al menos mi círculo sea menos machista. Aunque muchas veces mis llamadas de atención hacia otros vayan seguidos de "loca feminazi". Pero después de tantos años callando, alzar la voz y ser considerada loca, no me afecta en absoluto.



Esta entrada la he escrito sin pensar, y no voy a volver atrás para reeditarla. Trato muchos temas con los que podría escribir infinidad de entradas. Pero a veces una simplemente necesita desahogarse y escribir lo primero que le venga a la mente.

martes, 10 de octubre de 2017

Día Mundial de la Salud Mental '17

Tengo mil cosas que hacer, pero prefiero posponer algunas de ellas y escribir esta entrada antes. Es una especie de símil, porque mucha gente, ante el estrés del trabajo y el estudio, antepone estos y deja su salud mental atrás. Y ese es el primer fallo, ante cuál se forma una bola en el que más tarde estarás en medio preguntándote: ¿dónde empezó todo para que yo acabase así? Todo empieza cuando dejas de cuidarte.

Ante las demandas crecientes de la sociedad en el ámbito escolar y de trabajo, no es usual encontrarnos con multitud de personas que sufran ansiedad/estrés. Pero que algo sea usual no quiere decir que sea normal. Que algo sea usual no quiere decir que necesite menos cuidado que otros problemas. Por muy pequeñas que sean una preocupaciones, siguen siendo unas preocupaciones. Y merecemos sentirnos nosotros al 100%.

Me podría incluso sentir culpable escribiendo esto porque deberían darme un máster en no-autocuidado. He dejado de hacer cosas en mi vida básicas por cosas muy poco importantes en comparación. Pero he aprendido, no sin antes darme de bruces contra el suelo, pero he aprendido una serie de cosas que me sirven para no caer y las quiero compartir aquí.

1) Establece una rutina. Parece una chorrada, pero tener una rutina evita agobios cuando hay poco tiempo. En especial, si ante estrés se sufre de insomnio, tener una rutina pre-dormir ayuda mucho a preparar el cuerpo para descansar. Estudiar y trabajar justo antes de dormir no ayudará nada.

2) Identifica signos ante los que preocuparse. Saber con que pequeñas cosas estás llenando el vaso es imprescindible para que ese vaso no rebase. 

3) A parte de cuidarte a ti, cuida a tus amistades. Cuando uno está mal se suele encerrar en una burbuja de malestar, y se olvida que hay vida más allá de la burbuja. Tus amistades tirarán de ti cuando estás mal, pero no eternamente. Igual de importante es agradecer que estén a tu lado, aunque sean tus amigos y esperes eso de ellos, no es su obligación.

4) Habla de tus problemas, pero no satures a nadie. Poder expresarse y desahogarse es clave, pero la negatividad se transmite, si estás siempre llorando y quejando vas a empezar a agobiar a otras personas.

5) Pide ayuda externa si tu círculo cercano no te la brinda. Hay veces que a tus personas cercanas les sobrepasa la situación en la que te encuentras, porque ellos no son capaces de manejarla, tienen sus problema y/o has llegado a un límite. Pedir ayuda a un psicólogo o psicoterapeuta puede ser adecuado en ese momento.

6) Una vez que superes el bache, disfruta, pero nunca olvides. Eso no quiere decir que estés siempre alerta, porque eso podría ser contraproducente. Pero sentarte y reflexionar de vez en cuando sobre donde te encuentras en tu camino es esencial para evitar recaídas.

Ante todo, no olvides que la salud mental es básica y necesaria en todo el mundo, haya podido tener en ella problemas antes o no. Todos en algún momento de nuestra vida podemos sufrir emocionalmente, y no pasa nada: solo hay que aprender a manejarlo para que todo vuelva a la normalidad.




martes, 3 de octubre de 2017

Carta para ti, ¿o para mí?

Seguramente no leas esto, ni si quiera sé porque quiero hacerlo público. Pero hay veces que me quiero desahogar, y aquí es donde suelo hacerlo. 

Antes pensaba que valía la pena. Valía la pena ser insegura, valía la pena sentirme culpable, valía la pena sufrir 6 días por estar uno bien. Pero no lo merecía. ¿Y si es mi culpa ser tan insegura? ¿Y si todo esto se lo está inventando mi cerebro? Pero nunca era así. Nunca eran imaginaciones mías. Nunca lo fueron.

Me mentías, y yo lo perdonaba, "lo hacia para protegerme" me decía, pff, que ilusa. Sí, eran "tonterías", pero uno puede construir una montaña de un grano de arena; al igual que tus "mentirijillas" acabaron siendo una gran mentira. Sólo has conseguido que me cuestione cualquier cosa que me llegaste a contar.

¿Perder a la persona o perder el orgullo? Mi mente decía lo segundo para justificar las veces que acabé yo detrás de ti. Solo cuando pude salir del romanticismo idealizado me di cuenta que nadie merece ir detrás de alguien que supuestamente merece la pena. Si mereciera la pena, no estarías detrás, estarías a su lado.

Tienes la culpa en muchas cosas, pero obviamente no en todas. La gran culpa la tiene la sociedad, que enseña desde pequeñas a las chicas que luchar por una persona siempre vale la pena, cuando el amor no debería ser difícil. Que eres suficientemente especial para cambiar a una persona, y eso nunca se cumple. Cuando lo primero que debería hacer es enseñar que idealizar a una persona te va a acabar matando. El amor no surge de la nada. El amor se construye entre las personas implicadas. Y no es como alguna vez me dijeron: "hay veces que alguien tiene que dar más si las cosas no funcionan". Nunca, si las cosas no funcionan, no funcionan.

¿Por qué escribo esto ahora? Podría haberlo escrito hace un mes, tenía la misma opinión. Pero ayer me di cuenta de un detalle, detalle por el cual llegaste al límite del patetismo e inmadurez. Paso tras paso mereces menos la pena. Gracias, me lo dejas todo más fácil. Eres tú el que se lo pierde.

Pero esta carta no va para ti, porque sé que no la leerás. Es una carta para mí. Por confiar en lo mejor de las personas, aunque eso me haga llevarme palos uno detrás de otro. Por ser fuerte y aguantar más de lo que merecía la pena. Porque ahora ya no voy a ser tonta, he aprendido, aunque haya tardado. No he perdido la fe en el amor, creo en el amor. Pero no en el amor romántico que busca la sociedad que tengamos. No en el amor tóxico.

Esta carta va para mí, porque me encanta donde estoy, desde que me he dado cuenta que no te necesito. Todo el amor que estuve dispuesta a dar va a ir dirigido a otra persona, yo. Porque me lo merezco.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Sí, soy introvertida

Y no, eso no significa que no me guste estar con gente.

Hay una concepción tan estereotipada de la introversión que sólo de leer esa palabra habrás pensado en una persona solitaria y friki, el típico ratón de biblioteca. Nada más alejado de la realidad, ser introvertido simplemente significa que esa persona centra su concentración e interés en su mundo interno, y no tanto en el mundo externo, como haría una persona extrovertida.

La mejor forma de explicarlo es compararnos con pilas. Tanto las personas extrovertidas como introvertidas gastan su energía y necesitan recargarla, pero lo hacen en situaciones opuestas. Mientras que una persona introvertida gasta su energía cuando socializa en grandes multitudes, una persona extrovertida la gana. De igual modo, una persona introvertida recargará su energía pasando tiempo consigo misma, y la persona extrovertida la gastará.

Pero que una persona introvertida gaste su energía socializando, no implica que no le guste socializar, simplemente es una situación de la que tendrá que recuperarse luego. Además, no existe la introversión/extraversión absoluta, cada uno de nosotros estará en una escala más cerca o más lejos de la introversión/extraversión considerándose introvertido, extrovertido o el "nuevo" término ambivertido, que no tiene nada de nuevo, simplemente es ponerle nombre a una persona que considera que se ve características de introversión y extraversión, básicamente estar por la mitad de la escala.

Los estereotipos de los introvertidos vienen dados porque la introversión se asocia con la timidez, con ser solitario, frío... Y es cierto que las personas introvertidas tenderán a ser más tímidas, pero no lo implica. En mi caso se cumple el caso, pero existen personas introvertidas que no tienen ningún problema de comunicarse con gente nueva. Igual que sería un error asumir que todas las personas extrovertidas son, por poner un ejemplo, simpáticas sólo por el hecho de ser más abiertas. 

Los estereotipos no tienen sentido por el simple hecho de que todos tenemos los mismos rasgos en nuestra personalidad, pero en mayor o menor escala. Nadie es sociable ni solitario al 100%. Yo puedo decir que soy extrovertida, sí, pero al 25%. Categorizar a las personas por solo un rasgo de la personalidad y asumir el resto sigue siendo un problema grande.

Siempre me sentí poco identificada con como se describía a los introvertidos por mucho que sentía que socializar, sobre todo con personas desconocidas, me drenase la energía, hasta que me vi completa por mis rasgos y no solo por uno. Y paso de una forma muy curiosa. Hay un test de las 16 personalidades en Internet (gratuito) que dio el clavo conmigo. Y desde ese momento me entiendo mucho mejor.

Y ahora sé que soy introvertida. Pero eso no implica que sea fría, borde u odie a la gente.


martes, 5 de septiembre de 2017

Septiembre

Enero suele ser considerado como el mes de los comienzos: "nuevo año, nueva vida". De ahí vienen las famosos propósitos de año nuevo, que siempre consideraré una chorrada porque si quieres de verdad lograr algo empiezas ahora, si no quieres empezar ya, no tienes el suficiente interés. Además, el paso de diciembre a enero para un estudiante, sólo significa que los exámenes se acercan, el curso sigue, ni siquiera hay cambio de un cuatrimestre a otro.

Pero sí considero septiembre un mes para hacer cambios, pero no de la forma que se hacen los "propósitos de año nuevo", si no objetivos establecidos por reflexionar. Porque para mí el verano es un momento de reflexión: como ha sido el curso, como he sido yo durante el curso, de qué gente me he rodeado, si llevo el camino correcto; pero también el momento de establecer objetivos para sentirme llena como persona, vaya, por muy "ñoño" que suene, llevar el camino que me haga feliz.

Este verano en concreto he reflexionado mucho, igual que lo hice hace dos años. Hace dos años, había acabado Bachillerato y me mudaba a Madrid para estudiar una carrera que ahora he dejado, era la primera vez en año y medio que no tendría seguimiento semanal de mi tratamiento de anorexia. Tenía que hacer nuevos amigos, conocer una ciudad nueva completamente diferente para mí y adaptarme a una situación desconocida, y yo le tengo pánico a la situaciones desconocidas.

Tenía mucho miedo, pero también mucha ilusión. Durante ese año me decepcionaron muchas personas, lo cuál me hizo madurar y necesitar un cambio de aires. Entonces me forcé a empezar una nueva vida y conseguí adaptarme. Pero falló algo, y es que cuando todo parecía perfecto, un camino de rosas, me acabé pinchando y volviendo a la realidad. 

Eso hizo que el año pasado fuese un desastre. Descuidé mi salud mental, y no, no estuve mal con la comida, pero dejémoslo en que estuve mal. Ese estado hizo que personas se alejaran, otras personas me decepcionaron, y tuve una fuerte crisis existencial y respecto a mi futuro en la cuál tomé una decisión que no dejó contentas a personas cercanas a mí. Pero a veces hay que mirar por uno mismo antes que por el resto.

Y me hallo en una situación muy parecida a hace dos años. Vuelvo a mi ciudad, Madrid, pero a una carrera nueva en la que tendré que conocer nuevas personas y adaptarme. Aunque he vuelto a madurar y de la mejor forma, porque cuando caes, ya sólo se puede uno levantar. Al igual que no voy a cometer el error de alejar a personas de mi vida por mis problemas, no voy a "arrastrarme" detrás de personas que no me necesitan. Me he establecido objetivos no sólo para este año, sino de vida, objetivos que me llenen a mí, y no a personas que antes quería complacer.

Me gustaría decir que esta vez no tengo miedo y sólo tengo ilusión. Pero sigue habiendo miedo, aunque la ilusión gane. Y cuando la ilusión gana, el miedo apenas te frena. Sí, volveré a tener errores, pero no me dan miedo. De los errores se aprende y maduran. Y ahora que me he establecido un camino fuerte y seguro, cuando haya caídas, estas no van a doler tanto.


domingo, 27 de agosto de 2017

El miedo a estar solo

¿Qué significa realmente estar solo? ¿Y por qué nos da tanto miedo? No considero que el miedo de estar solo venga de la idea de estar literalmente solo, ya que es una situación prácticamente imposible. Siempre tendremos algún amigo; si no es amigo, familiar; si no es familiar, vecino; si no es vecino; conocido... Incluso los desconocidos que nos rodean al andar por la calle. Estar solo literalmente es algo difícil. 

Yo tengo un miedo tremendo a quedarme sola, pero las veces que he considerado estar sola (y lo he pasado mal con ello), he descubierto que realmente eran dos miedos diferentes, pero ligados a la vez: el miedo al abandono y el miedo a quedarme sola conmigo misma.

Solemos tener una forma muy curiosa de reaccionar ante el abandono por personas que considerábamos especiales y parte de nuestra vida: echarnos la culpa y despreciarnos, considerar que no somos suficientes para esa persona. Lo cuál no solo afecta en el momento de ver personas marchar de tu vida, sino en el momento de tratar de hacer nuevas conexiones con personas nuevas. Hay una vocecita detrás diciendo: ¿si el anterior te abandono, por qué no lo hará este?

Ante el abandono hay muchas personas que eligen llenar ese vacío con otras personas desde el primer día, personas con las que no puede haber ni de cerca la conexión que se tenía con otras personas, por eso, ese vacío se llena temporalmente. En algún momento tiene que llegar el momento de sentirse solo porque faltan esas personas con las que contabas para todo.

Y ese momento de quedarse solo contigo mismo da miedo, da miedo aceptar una pérdida, da miedo quedarse con todos los sentimientos que provoca una pérdida, da miedo negarlo, da miedo enfadarse, da miedo llorar y estar triste. Pero es un momento clave, porque una vez nos permitimos sentir, podemos a pasar a reflexionar.

Cuando somos capaces de reflexionar nos damos cuenta de por qué pasó, que aunque tuvimos parte de culpa, fue cosa de los dos; que aunque antes se podría haber arreglado, ya es demasiado tarde; que perder esa conexión no va a solucionarse con otra persona, esa conexión sanará y nos nos hará falta: las futuras personas que lleguen crearán nuevas conexiones, fruto de esa nueva relación, pero en ningún momento sustituirán la pérdida, porque nadie tiene que sustituir a nadie.

Entonces te das cuenta que realmente no hay ninguna persona que necesites, la vida enseña que la mayoría de personas son pasajeras, no porque todas te abandonen o tú abandones, simplemente hay personas que siguen diferentes caminos, aunque algunas pueden quedarse para siempre. Lo más importante es saber que tú eres una persona plena por ti mismo, perder una persona no va a hacer que pierdas un cachito de ti, simplemente ese cachito de persona no va a formar parte más de ti que en el recuerdo, y depende de que tipo de relación fuese, puede ser un cachito que incluso se olvide. 

Una vez comprendemos eso, somos capaces de seguir creando conexiones con otras personas, pero nunca por sustituir, sino por encontrar personas que nos acompañen en nuestro camino.


lunes, 14 de agosto de 2017

He subido/bajado de peso, y ¿qué?

Ni adelgazar debería ir seguido de cumplidos ni engordar de insultos. Ya es hora de que la sociedad acepte que los cambios en el cuerpo se den por circunstancias, que pueden ser negativas si atentan contra la salud o positivas si la mejoran, pero la mayor parte de las veces, esos "kilitos" a los que se refiere la gente no nos cambian ni para bien ni para mal, simplemente es un cambio.

Esta entrada viene inspirada porque hace unas semanas tuve que operarme y perdí peso por no poder comer lo suficiente antes de que me operasen, pero yo sabía que cuando todo esto acabase y empezase a comer como siempre recuperaría mi cuerpo sano al que estoy acostumbrada. Pero en vez de dejarlo pasar la gente de mi alrededor no sé lo tomó como algo pasajero.

Por un lado tenía a mi madre, que la experiencia le ha enseñado que adelgazar en mí es algo negativo y no paraba de decirme que estoy muy fea por estar delgada. Sí, soy consciente de que tengo que coger peso, pero eso no da derecho a mirarme con cara de asco ni de decirme que me veo mal. Pero le puedo llegar a entender, aún va a tener que pasar mucho tiempo antes de que mis años con TCA no la atormenten más, porque dudo que los olvide.

Pero mi mayor sorpresa llegó cuando vi a mi esteticién que me preguntó si había adelgazado, a lo que yo contesté: sí, pero estoy intentando recuperarlo. Ahí llegó la sorpresa, se quedó mirándome con horror diciéndome que me veía genial, que se me habían quedado las piernas muy bonitas y la única delgadez que se ve mal es cuando te adelgaza la cara, que no era mi caso, pues que aprovechase, que engordar es muy fácil. 

Imaginad mi risa nerviosa, sobre todo cuando lo que me veía yo más delgado de lo normal eran mis piernas. Pero no la puedo culpar a ella, ella no tiene la culpa de que la sociedad nos imponga a las mujeres que adelgazar es positivo, da igual las circunstancias, incluso cuando rozas o estás en bajo peso. La sociedad nos enseña que las estrías y la celulitis, mal. Que lo que no está definido, mal. Que lo que cuelga, mal. Que la grasa, mal. Que los muslos se rocen, mal. Que tener "barriguita", mal. Que estar hinchada, mal. Más defectos, menos autoestima, cuando todo lo anterior es natural. Pero es que, ¿cómo van  a dejar a una chica quererse? ¿Cómo van a dejar a una chica ser segura? 

Y fijémonos en el: "engordar es fácil" porque es el mayor mito de la nutrición que existe. La facilidad con la que una persona adelgaza o engorda depende del metabolismo que difiere en cada persona. Hay personas que serán más propensas a engordar y otras a adelgazar, también factores como el estrés, edad y sexo influyen. Y no nos olvidemos del aumento de la ansiedad en la sociedad cuyo uno de sus síntomas es comer. Una persona no adelgaza ni engorda por arte de magia, y cualquier persona que mantenga una dieta normal no tiene por qué cambiar de cuerpo. 

Aquí llega la parte más complicada, y es aceptar el cuerpo de cada uno. Sí, es "injusto" que tu amiga coma tanto y este más delgada que tú, pero eso no significa que tenga mejor cuerpo que tú. ¿Desde cuándo más delgada mejor? ¿Desde cuándo el peso define tú valía? Mientras las chicas seguimos buscándonos defectos y comparándonos como siempre sé nos ha enseñado, no somos capaces de ver nuestro valor y belleza. Sé nos olvida lo más importante: mientras un cuerpo sea sano, es un cuerpo bonito, y subir o bajar unos kilos no significaba absolutamente nada.

Ahora resulta que quererse es rebelarse. Y no, no estoy hablando de empezar a querer nuestros defectos. Un defecto es algo que se puede cambiar para hacernos mejor persona: la hipocresía, el egoísmo, la envidia, la avaricia, la arrogancia, la intolerancia... Tu cuerpo no es un defecto. Eres libre de decidir poder cambiarlo, si tienes las posibilidades, pero aceptarlo y quererlo tal y como es ahora y tal y como lo será e un futuro, esa es la verdadera rebelión.



viernes, 4 de agosto de 2017

Seguridad y confianza

La gente que no entiende los Trastornos de la Conducta Alimentaria los tacha de superficiales, porque aparentemente la persona que lo padece realiza diversas conductas para adelgazar. Y es que la superficialidad es fácil. Es más fácil juzgar a una persona que tomarse el tiempo necesario para conocerla. Es más fácil dejarse llevar por lo que te cuentan de una persona que darle una oportunidad. Es más fácil pensar que una persona con este trastorno quiere adelgazar que adentrarse en el complicado mundo de los trastornos alimentarios.

Porque no es sólo fácil para el resto, sino también para la persona que lo sufre pensar que adelgazar es la solución a sus problemas. "Si adelgazo me será más fácil gustarle a la gente", "si adelgazo me será más fácil conseguir mis objetivos", "si adelgazo tendré más confianza". Y en el último está la clave, adelgazar da una falsa sensación de confianza y seguridad, que es lo que realmente buscan muchas personas con este trastorno y no encuentran otra forma de alcanzarla que adelgazando. Se autoengañan convenciéndose que cualquiera de sus problemas se va a solucionar si adelgazan, porque eso les dará la confianza para conseguirlo.

A mí me pasó exactamente así. Por todos mis miedos e inseguridades que no sabía por donde empezar a superar, decidí "creerme" que adelgazar iba a hacer que los supere, aunque no tuviese ningún sentido. Mi mayor inseguridad era mi timidez, pensaba que no era capaz de hacer amigos nuevos ni de hablar abiertamente porque todos me juzgaban. Era más fácil pensar que mi inseguridad era por algo superficial que podía cambiar, mi cuerpo, que por mi timidez, que era parte de mí y superarlo requeriría un camino más complicado.

Pero, para mi sorpresa, adelgazar sólo consiguió lo contrario: que me cerrase más con la gente y que tuviese menos confianza en mí misma. El camino fácil, "superficial", no me sirvió, pero de eso no me di cuenta hasta mucho más tarde.

Y ahora que he superado mi trastorno alimentario y tengo seguridad respecto a mi cuerpo, ¿he superado mi timidez? Sí, pero no al 100%. Cuando empecé el tratamiento pretendía volverme la persona más abierta del mundo, pero mi psicóloga me paró y me dijo: "Elena, tú eres tímida, es parte de ti, tienes que aceptar que nunca vas a ser el alma de la fiesta. Y eso no está mal. Puedes conseguir tener más confianza, pero algo de timidez siempre vas a tener". Y así lo acepté.

Aún me cuesta. Tengo días peores en los que me dicen de salir con gente que conozco y a minutos de salir me arrepiento, pero otros días que me invitan a sitios en los que conozco sólo a una persona y me animo. Se trata de ponerme pequeñas metas que pueda superar. Nunca voy a ser la chica que se lance a presentarse a todo el mundo, ni la que disfrute hablando en púbico, ni la que no le importe hacer el rídiculo; por mucho que haya veces que me gustaría mandar todo a la mierda y ser esa persona. Pero no soy yo, y hay rasgos nuestros que a veces simplemente hay que aceptar.

miércoles, 26 de julio de 2017

Estás triste, y eso está bien

Estamos cada vez más acostumbrados a escuchar expresiones que aluden a la depresión tales como: "no paro de llorar, estoy deprimida", "no sale de su casa, está deprimido"... Y hablar sobre la depresión en sí no es nada malo, lo que resulta negativo es que la mayoría de veces que se trata, se mal interpreta o incluso se normaliza, lo que lleva a que cuando nos cruzamos con una persona con depresión, no podamos comprenderla adecuadamente.

Yo no voy a hablar de la ciencia de la depresión (que si os interesa, hay mil artículos por Internet, seguro que la Wikipedia mismo sirve), sino la concepción de la depresión que tiene la sociedad, y lo que realmente es. Empezando por la malintepretación: la depresión no es estar triste. Probablemente sea culpa de los medios que han representado la depresión con chicas llorando, cuando es más bien todo lo contrario: si eres capaz de llorar cuando estás triste, enhorabuena, no estás deprimido.

La depresión, como la misma palabra dice, deprime los sentimientos. Una persona deprimida siente, pero no es capaz de expresarlo y en la mayoría de casos ni siquiera interpretarlo, porque los sentimientos están apagados. Por eso, cuando a una persona se le trata con antidepresivos (que son lejos de una pastilla de la felicidad), puede sorprendernos que empiecen a llorar o rabiar. Pero eso es un progreso, han sido capaces de sacar los sentimientos acumulados en el interior.

Una persona deprimida puede recibir la peor noticia de su vida y no reaccionar externamente. Obviamente, internamente se le revolverán mil emociones, pero esas no son capaces de salir. Se puede dar casos incluso que la persona reaccione a ese recuerdo una vez superada la depresión, por ejemplo, personas que no lloran ante una muerte hasta meses o incluso años después, porque se quedaron "atascados" en el duelo; sólo al superarlo, pueden expresar lo que sintieron en ese momento.

Continuar o entablar nuevas amistades para una persona con depresión puede ser muy difícil. Las amistades requieren trabajo, el cuál una persona con depresión no se ve capaz de realizar en ese momento. Pero también, no expresa lo que se esperaría de un amigo. Puede no reaccionar ante muestras de cariño, o evitarlas, cancelar planes, no interesarse... Y si la otra persona no comprende por lo que está pasando la otra, puede mal interpretar sus intenciones, pensar que no tiene interés, y abandonar la amistad, lo cuál repercuta peor sobre la persona deprimida.

Pero abordemos el segundo problema, la normalización. La depresión es cada vez más común en la sociedad, y estoy segura de que cada uno hemos conocido a alguien que ha sufrido depresión en algún momento de su vida, lo hayamos sabido o no. 

Cuando hablo de normalización me refiero a casos como cuando pregunto por una persona de la que hace tiempo que no sé nada y me dicen: "yo apenas he hablado con ella, he oído que ha estado encerrada en casa deprimida", y se dice con total normalidad. Sigue siendo tal tabú que la depresión es un trastorno mental que no se trata con la gravedad que deberían. Luego, si de la misma persona vendrían diciendo que se ha suicidado, todo el mundo andaría traumatizado diciendo que no se lo esperaba, que como ha pasado tal desgracia. Sí, esa chica que estaba deprimida encerrada en casa no estaba simplemente triste (que parece ser sinónimo de depresión) sino sufría de un trastorno mental por el cuál no recibió tratamiento, fue a peor, y acabó con su vida.

Sí, he descrito lo que llegaría a ser un caso extremo. Pero la normalización de cualquier problema, empiece siendo leve, sólo lleva a peor, y en ningún caso ayuda a las personas que sufren en silencio, avergonzados ante el tabú de los trastornos mentales.

Tú, no estás deprimido porque llores. La vida consiste en expresar lo que sientes. En reír con los amigos, en expresar gratitud a tus padres, en dar amor a una persona especial... Pero también en gritar por estar enfadado, en llorar sin parar hasta superar una ruptura, en estar dolido ante la muerte de un ser querido. Si algo de esto falla, entonces sí hay un problema. Pero no estás sólo, ni cualquier persona que lo sufre. Si conoces a alguien pasando por este problema, o si eres tú mismo, no dudes en pedir ayudar. La vida es demasiado corta para no sentirla en cada segundo.

viernes, 14 de julio de 2017

To The Bone

Hoy se estrenó la polémica película To The Bone de Netflix. Después de haber visto 13 Reasons Why y quedar decepcionada y enfadada por todos los motivos que ya dejé claros en su momento, tenía curiosidad por ver esta película, sobre todo cuando trata algo que fue parte de mi vida.

Me gustaría empezar escribiendo por lo que he encontrado negativo. Sí, la serie está centrada en una chica con Anorexia, pero no era necesario enseñarla hasta el extremo, sólo veo que de esta forma se siga alimentando el tópico de que la enfermedad es un cuerpo. En el tratamiento había una chica con sobrepeso, pero no había ni una sola chica con peso normal, y sí, son las que quedan ignoradas: una puede estar fatal psicológicamente pero no tan mal físicamente, y sigue necesitando tratamiento. Aunque bueno, se podría "justificar" algo con que están en un tratamiento interno, al cuál suelen acceder las personas que atentan contra su salud.

Aún así, NUNCA se justificará el peso que perdió Lily Collins para la película, menos habiendo sufrido este problema. Los productores han dicho que le vigiló una nutricionista para perder peso de forma sana; es IMPOSIBLE perder ese peso de forma sana. Sí, fue su decisión y de los cineastas, pero pusieron el trabajo por encima de la salud de la actriz. Seguirán justificando que no fue tanto porque utilizaron trucos cinematográficos, pero cualquier pérdida de peso puede ser un detonante para una persona con pasado de TCA, y Lily Collins podría haber acabado mal.

Esto ya desde mi experiencia personal, vi el tratamiento que enseñaron algo cuestionable. Sí, es ficción, pero tuvo que ser copiado de alguno que conocería algunas de las personas que trabajaron en la película. Yo me curé en un tratamiento que me quitó el control sobre el peso, la comida, el ejercicio y mil cosas más, mientras que lo que se enseña es libertad completa. No soy profesional para juzgar, pero no lo vi adecuado, y menos si lo van a ver chicas que necesiten tratamiento en un futuro y no se encuentren con este ejemplo. Lo que menos me gustó es que el doctor dijo que en ese tratamiento dejen que las personas toquen fondo, lo cuál no me parece que pueda tener ninguna repercusión positiva. Ver que los internos avanzan es lo que da la motivación, no ver que se hunden.

Por todas estas razones, opino que cualquier persona sufriendo de un TCA o en tratamiento NO debería ver esta serie, porque hay demasiadas imágenes explícitas que podrían ser un detonante para conductas negativas.

Pasando por fin a lo positivo. Se nota que la película cuenta con experiencias personales en su producción, porque algunos detalles sólo los podemos notar aquellos que sufrimos en su momento. Como aquella vez que Ellen se sube en un peso y ve que ha bajado, intenta disimular una sonrisa porque no debería sonreír, sabe que esta mal, pero le sigue sentando bien. Ser calculadora de calorías, hacer deporte en cualquier momento libre... Conductas que cualquier persona vería anormales, pero que a una persona con TCA le dan control.

La mención de Tumblr. Muchas redes sociales hacen daño en estos trastornos, pero me alegro que saquen Tumblr a la luz porque es increíble lo que pasa en esa red, nunca he visto sitio con más imágenes que romanticen trastornos mentales. Haced vosotros el experimento, buscad en Tumblr anorexia, depression, thin o similares, a ver cuanto tiempo aguantáis con lo que encontráis.

Me gustó la representación de la lucha constante que tiene Ellen entre ver que sus familiares sufren, saber que hay vida más allá del trastorno, pero no ser capaz de dejarlo. Tiene pequeñas victorias, pequeños momentos de lucidez, pero hasta que no cambia de chip, no es capaz de ponerse en serio. Enseña lo importante que es la voluntad para conseguir superar un tratamiento con éxito.

Y aunque podría mencionar mil aspectos más de la película, por no explayarme sólo voy a mencionar de su familia a su madre, pero no su madre verdadera. Puede parecer pesada y odiosa, pero es el claro ejemplo de madre desesperada por salvar a su hija, teniendo en cuenta que ni siquiera es su verdadera hija. Sí, la caga mucho, pero con sus cagadas demuestra que lo intenta y Ellen le importa, que es lo que más necesitaba ella después de todo.

Y una mención especial a la comedia, no me esperaba humor un tanto negro en este tipo de película pero le da su guinda especial entre tanto momento difícil.

Para concluir, diré que la serie enfoca muy bien la psicología de los TCAs, pero no estoy de acuerdo en el enfoque físico que los cineastas decidieron darle, es muy inadecuada para personas sufriendo un TCA. Pero pienso que para personas desinformadas, puede darles una idea sobre lo que constituye un TCA.

martes, 27 de junio de 2017

Cuerpo y comida post-TCA

Superar un trastorno alimenticio implica obtener una relación saludable con la comida y tu cuerpo. Parece algo muy obvio, pero a veces los límites entre qué es y qué no es una relación saludable pueden ser algo difusos. Y curiosamente, con la personalidad obsesiva que rodea a las personas que los padecen, no es raro que la obsesión se pase a comer cantidades perfectas y no permitirse tener un mal día del cuerpo.

Y aunque al principio eso sea lo normal, eso tiene que ir normalizándose. Me acuerdo que nada más empezar a hacer comidas sola me obsesionaba con comer perfecto: me calculaba los días a la semana que tenía que merendar fruta o dulce, no repetir nunca comida, comer siempre a la misma hora… Hasta que me di cuenta que era incompatible con mi vida diaria y con la de todo el mundo. Y por primera vez en años, dejé de pensar en que estaba comiendo en cada momento y me dejé llevar por lo que mi cuerpo me pedía: algún día comía menos, otros más, merendaba lo que me apeteciese…

Seguramente todo el que lea esto y no haya pasado un TCA pensará que sonaré como una loca analizando como comer. Pero si durante años me convertí en una calculadora de calorías y tenía controlado cada gramo de comida que entrase por mi boca, pensé que sería imposible olvidar cuántas calorías tiene cada cosa o que comer es una necesidad más y no un suplicio. Tuve que, literalmente, aprender a comer. Cuando acabé el tratamiento pensé que tenía una relación saludable con la comida porque había perdido el miedo a comer y pensar que voy a engordar, pero la relación saludable va a mucho más: comer lo que mi cuerpo me pida. (Ojo, siempre que lo que mi cuerpo pida este dentro de la normalidad, que comer por ansiedad NO es normal).

Pero después de todo soy una persona que ha pasado un TCA y estoy siempre en riesgo de que por circunstancias de la vida pueda recaer, por lo que hay hábitos alimentarios que, por lo menos de momento, no puedo empezar. Para ser más concreta, llevar una dieta vegetariana. Es algo que siempre he querido hacer, desde pequeña, pre-TCA, por mis propios valores. Pero cuando hace unos meses consulte a mi psicóloga si podía, la respuesta fue simple: “la experiencia nunca ha sido buena”. Y aunque yo conozca casos de que haya salido bien, el miedo a recaer es mayor. Me han dado la opción de hacerlo en varios años cuando mi situación sea estable, pero implicaría ir a un nutricionista y psicólogo otra vez, y eso no me traería buenos recuerdos.

El tema del cuerpo también es delicado. En el tratamiento pasas de verte siempre gorda a aprender a amar tu cuerpo y apreciarlo tal y como es. Pero, sigo siendo humana, y puedo tener días malos, al igual que el resto de este planeta. Nunca antes podía decirle a nadie que hay algunos días que me puedo ver mal porque sé que eso les implicaría alarmarse más de la cuenta. Pero soy una chica de 19 años, que atraviesa un ciclo hormonal en el que en determinados momentos estoy más hinchada… Y al igual que para nadie esto es cómodo, para mí tampoco. Pero eso no implica que vaya a recaer o me vea gorda.

¿Pero sabéis cómo sé que mi relación con mi cuerpo es normal? Porque si tengo un día que me veo peor, no me limita en el día: no me cambio de ropa, no me miro más al espejo, no me quedó en casa… Hago mi vida normal.

Por lo general, siempre me veo muy bien y la verdad que estoy muy contenta con mi cuerpo. Pero me preocupa en el sentido de que sé que estos 2 últimos años post-tratamiento mi cuerpo ha cambiado a una forma que me gusta: se ha estilizado y también he adelgazado un poco. No ha pasado queriéndolo yo, simplemente mi metabolismo se ha adaptado y ha pasado de forma natural. ¿Habría estado igual de contenta con mi cuerpo si no hubiese cambiado? Es la única cuestión que me queda por el aire.


Simplemente quería recalcar eso, un tratamiento te enseña a comer bien y amar tu cuerpo, pero eres tú quien después lo normalizas en tu vida y eso te llevará el tiempo que te tenga que llevar. Yo pienso que ya hace tiempo que lo he conseguido, y fue tan fácil como irme fuera, que nadie conociese lo que antes había pasado, y adaptarme a lo que hacía el resto. Y creo que lo hago de una forma mucho más normal que mucha gente que no haya padecido TCAs antes. (Lo normalizadas que están las dietas para adelgazar en la sociedad ya es otro tema que implicaría otra entrada).

viernes, 16 de junio de 2017

El tiempo lo dirá

Un año hace de que decidí empezar a escribir este blog, y aunque lo hago menos de lo que querría, el apoyo que he recibido desde su comienzo es increíble. Gente que me se me ha acercado para pedir ayuda porque conoce a chicas que están pasando lo que yo pasé, gente que se me ha acercado personalmente o me ha escrito dándome las gracias por compartir mis vivencias y conocimientos, o simplemente la gente que me comenta y le da me gusta a las entradas cuando las comparto en Facebook. Todas esas personas me ayudáis a que quiera seguir sacando esto adelante, aunque las últimas entradas hayan perdido lectores.

Ya que ha pasado un año desde que lo empecé, quería reflexionar de todo lo que ha pasado en este último año, porque no ha sido poco. Ha sido un año raro, un verdadero camino en el que no sabía que venía por delante, sólo sabía que tenía que seguir caminando. Y puedo decir que estoy orgullosa de las decisiones que tomé para salir en un hoyo en el que caí, aunque a algunas personas algunas les parecieron un poco drásticas. Pero era uno de esos momentos en el que te tienes que centrar en ti mismo y decidir lo que a ti te parece que está bien y que te va a hacer feliz.

Mientras estaba en el hoyo me convertí en una persona "que resta": negativa a más no poder y transmitiéndole mis agobios a quién estuviese conmigo, pensando solo en mí misma, no dándome cuenta de lo que sucedía alrededor mía. Y aunque fuese todo completamente mi culpa, realmente no era mi intención; ir andando con una venda en los ojos hace que te pierdas en la oscuridad, y para quitarmr la venda tenía que alejarme de todo aquello que causó que me la tuviese que poner. Y eso hice.

Quitarse la venda da miedo, porque descubres todo lo que has descuidado y no podías ver mientras la llevabas puesta, pero era necesario para que yo pudiese continuar. Entonces intenté revertir mi negatividad a positividad, lo conseguí, pero el daño estaba hecho en algunos aspectos de mi vida. Me llevé palos muy grandes, pero sorpresa, como no tenía la venda puesta no me tiraron al suelo, me hicieron reflexionar y sacar el lado positivo de las cosas. Es curioso la cantidad de cosas que a simple vista encuentras negativas, pueden esconder un lado positivo.

Pero no me había perdido sólo en mí, sino en mi plan de vida. Había perdido la ilusión por un futuro que me había montado en no la mejor parte de mi vida y sin barajar los pros y contras. Lo único con lo que me motivaba era escribiendo en el blog y pensando que así podía leerme alguien a quien ayudarle. Entonces empezó el pensamiento recurrente de que podía llevar lo que hacía con el blog a mi futuro y cada vez era más atrayante. Después de muchos comederos de cabeza, pros y contras, un análisis muy complejo de mis motivos (vaya, muchas rayadas) llegué a una conclusión y estoy en el camino de empezar a cumplirla.

La vida es tan curiosa, porque decisiones que tomas que parecen lo mejor y seguras, resultan inadecuadas cuando evolucionas con los eventos que vives en la vida. Pero ninguna es un error, todo son decisiones tomadas en circunstancias diferentes, en diferentes "yo"s. La vida es así, llena de sorpresas. Agradables y desagradables. Las agradables son fáciles de aceptar, pero las desagradables se aceptan según nuestra capacidad de adaptarnos y sacar lo positivo de las cosas. Porque después de todo, no queremos personas que resten, sino que sumen.

miércoles, 7 de junio de 2017

Mi gran monstruo,

Tengo entendido que la forma correcta de denominarte es “ansiedad”, pero yo prefiero llamarte con el nombre que te he dado: mi gran monstruo. ¿Por qué monstruo? Porque todas las cosas que se me han jodido en la vida ha sido directa o indirectamente por ti, porque apareces cuando menos lo espero y te quedas sin avisar cuánto tiempo.

Hubo una época en mi vida que me impedías comer: eras una bola situada en mi garganta que no conseguía tragar ni vomitar. Todas esas palabras que quise decir alguna vez pero que se fueron acumulando y acumulando. ¿Cómo iba a comer más si estaba ya llena de palabras que me tragué durante tanto tiempo? ¿Y cómo conseguí que se acumulasen tanto? ¿Por miedo a qué? Aparentemente no podía fallar, mejor era estar callada y no decir nada. No fuese a ser que dijese lo incorrecto y todos lo recordasen para siempre.

Luego me creaste miedo. Miedo a dejarme llevar y no atender mis responsabilidades. Cada vez que intentaba alejarme y disfrutar, me recordabas con dolores en el pecho, mareos y mal estar: “estarías mejor en tu cuarto, haciendo lo que debes hacer”.

Entonces te escuché más de la cuenta y caí bajo tus garras. Me tapaste la vista pero dejaste un pequeño orificio para que viese el único objetivo que querías que cumpliese, y si por casualidad conseguía ver más, hacías que no lo recordara, no le diese importancia, no lo cuidase…

Así hiciste que me desatendiese de todas las cosas importantes y me centrase en una sola cosa, que aunque fuese importante, no lo era todo, pero hiciste que se convirtiese en mi única necesidad. La vida es más que obtener un solo logro, pero tú no me permitiste darle importancia al resto, que realmente son las cosas por las que la vida merece la pena.

Todo siguió así, bajo un estrés constante para conseguir algo de lo que no soy consciente aún que era exactamente, mientras el resto caía poco a poco y yo no me podía dar cuenta que las cosas iban mal porque seguía con una venda en los ojos.

Pero esto no podía seguir eternamente, iba a llegar un momento en el que me diese cuenta que ese monstruo estaba ahí con una intención: hacerme sentir lo suficientemente mal para poder parar y decirme “¿qué estoy haciendo?” Hay veces que en las ocasiones en que sientes que has tocado fondo hay que parar y alejarse de todo lo que ha causado que venga el monstruo y mirar todo desde otra perspectiva, no sumergidos en el torbellino confuso de la ansiedad que impide ver lo que está sucediendo en el exterior de él.

Y aunque parece que ahí viene lo fácil, porque ya has salido del torbellino, resulta que es la parte más difícil. Es más fácil vivir teniendo miedo por algo irracional que volver al mundo real y tener que arreglar todo el estropicio que se ha ido creando alrededor sin darme yo cuenta. Es como cuando se te olvida regar las plantas un tiempo, hay algunas que con trabajo vas a conseguir salvar y otras que no. Pues es igual con las cosas con la vida, o las trabajas, o desaparecerán y no volverán.

Así que, mi gran monstruo, sé quien eres y que quieres de mí. Tranquilo, la próxima vez que aparezcas me daré cuenta antes de que hay algo que me tienes que decir. Pero ahora, ya puedes ir desapareciendo.

jueves, 25 de mayo de 2017

Qué sientes cuando no sientes nada

Hoy voy a escribir sobre un libro que tenía muchas ganas de leer y que me ha hecho sentir muchas cosas, Que sientes cuando no sientes nada, un libro en el que ha participado la Fundación ABB (de la que forma parte las personas que me ayudaron a superar el problema), gracias al autor Victor Panicello y la labor de un grupo de chicas que estaban en el proceso de superar su TCA decidieron crear un libro para prevenir los TCAs, dirigido sobre todo a padres.

El libro relata el verano de una chica, Emma, las relaciones con su grupo de amigos, su familia, y el problema cada vez más grande que empieza a desarrollarse en su vida. Pero no vengo aquí a hablar de la historia del libro, si no como lo he visto yo desde la perspectiva de haberlo vivido.

Me resultó raro empezar el libro por el hecho de que está escrito en el típico formato para adolescentes, pero me acostumbré pronto, tan pronto que devoré el libro en 3 días. La historia empieza retratando a Emma de una forma superficial, pero realmente es como empieza un TCA, aparentemente es sólo una preocupación por el aspecto.

Todas las personas que tienen un TCA lo viven de una forma diferente, pueden tener una distinta personalidad, distinta situación familiar… Pero en la Anorexia, la personalidad y obsesión suelen coincidir entre las diferentes personas que caen en ella, y realmente me llegó a impactar lo mucho que Emma me recordó a mí en su situación. Tanto que recordé muchas cosas del pasado y conecté tanto que tenía que parar en mitad de capítulos porque no paraba de llorar. Los capítulos antes del final del libro son muy duros. A mí, por motivos personales, hay una escena de Emma con un espejo (y no voy a decir más porque sería spoiler) fue la que más me hizo sentir y recordar.


El título del libro no podía ser más acertado. Qué sientes cuando  no sientes nada, porque es exactamente así, cuando sufres un TCA dejas de sentir aparentemente. Pero no dejas de sentir, sino que no lo identificas. Para mí era sentir tantas cosas a la vez, tantas cosas desconocidas y que me daban miedo, que prefería “no sentir nada”, ignorarlas, lo cuál creaba un bucle en el que cada vez había más sentimientos y menos los identificaba. Por eso pienso que este libro me hizo sentir tanto. Porque todo lo que no pude sentir ni identificar cuando estaba metida en mi TCA, lo estaba sintiendo al leerlo.

Una cosa que me encantó del libro fueron las recetas al final de cada capítulo. Sí, recetas, en un libro de prevención de TCAs, muy ingenioso. Pero eran recetas especiales, bajo cada receta venía la descripción de un sentimiento relatado por las chicas del centro ABB de Barcelona, y me parecieron todos acertadísimos: desde la ansiedad, miedo, perfeccionismo, obsesión, rabia… Cuando los relataban podía recordarme sintiendo eso en algún momento. Una de las cosas que más destaco del libro.

El libro se lo recomendaría a todos. A todos porque desgraciadamente todos vamos a entrar en contacto con una persona con TCA, puede que más o menos indirectamente. Pero es un libro que te hace entender, porque es necesario que acaben los “¿por qué simplemente no comes?” “Qué superficial es”. “Busca atención”. “Pero si ya estas delgada”. “Ya has engordado, ¿estás recuperada?” La obsesión con la comida es la punta de un iceberg de inseguridades, miedo, rabia, soledad, tristeza, ansiedad… Todos ocultos bajo la obsesión de querer adelgazar y ser perfecta, y darse cuenta que esa perfección que se busca no existe.

Dejaré esta frase por aquí, que resume la paradoja que viven las personas que padecen un TCA, la razón por la cuál una vez dentro, es tan complicado salir: “Se encontraba con la paradoja de que cada vez avanzaba más rápido, pero su objetivo parecía desplazarse también a más velocidad y cada vez quedaba más lejos… y era más infeliz. Pero ya no podía".



lunes, 8 de mayo de 2017

Otra más que opina sobre 13 Reasons Why

Después de la atención que se le ha dado a 13 Reasons Why no sabía si escribir esta entrada porque seguramente alguien ya habrá expresado mi opinión, pero con la reciente noticia de que va a haber una segunda temporada, me he animado.

AVISO: voy a escribir con Spoilers, así que si no has visto la serie pero planeas verla, no leas esta parte de la entrada. En el final avisaré cuando dejan de haber spoilers.

Voy a unirme para discutir la polémica sobre si esta serie es adecuada o no. Y ya os adelanto que realmente no tengo una respuesta clara al respecto. Sí, el motivo de la serie está claro, alertar a los niños y padres que no sean conscientes del peligro que tiene el bullying y como unas "simples" palabras dichas a una cierta persona pueden acabar con ella. Pero, ¿es adecuada la forma en que han llegado a ello?

Una de las críticas principales es que se romantiza el suicidio. Una chica se suicida, deja 13 cintas para 13 personas que le han llevado a ello, y sorpresa, todos sus atacantes se sienten miserables escuchándolas y les afecta psicológicamente. Si esto lo ve la persona inadecuada, puede interpretarlo como "ah, si me suicido podré vengarme, hacer sentir mal y que se arrepientan todas esas personas que me han hecho daño". 

Los productores respondieron ha este hecho que es por eso que enseñaron un suicidio tan realista y difícil de ver, con las repercusiones que tuvo no solo sobre sus bullys, sino sobre su familia y personas que no le hicieron daño. Lo cuál, estoy completamente de acuerdo que disminuye este factor ya que en el libro sobre el que se basa la serie Hannah se suicidaba con unas pastillas y no se sabía nada de su familia. Pero se sigue captando la idea de "venganza".

Ahora centremos en la escena del suicidio de Hannah en la serie. En la escena Hannah se suicida en una bañera cortándose las venas de forma muy explícita y la madre la encuentra en ese estado un tiempo después. Todos los que hemos visto la escena nos hemos quedado con mal cuerpo y afectados. Si esta escena afecta tanto a gente que no ha tenido relación el suicidio, ¿cómo afecta a los que se lo plantean o lo han intentado en el pasado? 

A padres que son inconscientes del dolor que pasan sus hijos, a compañeros de clase cuyas bromas creen que son inofensivas, esa escena refleja la gravedad de una situación que en muchos casos es real. Por eso esa escena es necesaria. Pero me pongo a favor de la gente que opina que la escena hubiese sido más correcta si se hubiese cortado el momento en que Hannah se corta con la cuchilla. Hubiese sido más adecuado saltar desde la escena que se mira en el espejo a cuando se queda tirada en la bañera desangrándose. Se sigue viendo la realidad, pero no el trauma de verla sucumbir con su vida.

Han habido críticas que esa escena enseña como suicidarte y puede hacer que las personas lo copien. Una persona si va a suicidarse, lo hace, no va a copiar una conducta; pero el sentimiento del suicidio si puede influir. No estoy diciendo que el suicidio sea contagioso, pero sí que nuestro estado depende de los que nos rodean, y las imágenes que nos vengan del entorno. Voy a poner un ejemplo cercano, ¿a cuántos os ha pasado que os han abierto el corazón para desahogarse sobre una situación desagradable y habéis cargado ese día con un sentimiento negativo transmitido? Pero igual que la negatividad se contagia, la positividad también se transmite. Las terapias de grupo funcionan así, cuando varias personas van mejorando con su problema (sea depresión, ansiedad, trastorno alimentario, alcoholismo...) el resto se ve motivado a mejorar. Lo que hay que evitar a toda costa es que varias personas recaigan, porque por una no pasa nada, pero varias pueden influir al resto. 

Claro que esa escena no va a influir a alguien mentalmente sano, pero a alguien sufriendo sí. No le hará suicidarse, pero si es una persona recuperándose de autolesiones, le puede influir para recaer al ver una escena tan explícita de algo que evita.

Y finalmente la segunda temporada. Sí, la veré, pero no estoy de acuerdo que la haya. Le vi posibilidad con el final, pero que curioso que justo los cabos que se quedan abiertos son los que no existían en el libro. En mi opinión quedará que los productores han aprovechado el éxito que ha tenido para continuarla. La gracia era esta: 13 cintas-13 personas-13 episodios. ¿Y ahora qué inventarán?

FIN SPOILERS

Entonces, ¿cuál es mi opinión? Aunque parezca que estoy en contra de la serie, sí la veo adecuada, pero no para todos. Expresa de forma muy realista una realidad taboo, desconocida para muchos. Pero para los que a conocen de primera mano no es la mejor serie que necesitan para buscar la positividad que necesitan. Y nadie puede asegurarse de que no vean la serie, ese es el único problema que veo y que no tiene solución.

Ahora, mi mensaje para todas esas personas con depresión y/o en la situación de Hannah: pedid ayuda. Sé que no veis un futuro, que eso os asusta porque veis a los de vuestro alrededor ilusionados y haciendo planes que vosotros sois incapaces de ver, pensáis que el mundo estaría mejor sin vosotros, que le haríais un favor a vuestras personas cercanas desapareciendo. Pero una vez que estáis abajo sólo queda subir, pero requiere vuestro esfuerzo ya que si no os esforzáis os vais a quedar abajo sin subir. No estáis solos, ese esfuerzo se puede hacer acompañado, pedid ayuda. A amigos; si no tenéis amigos, a familiares; si no queréis involucrar familiares, a un psicólogo; si no tenéis dinero para un psicólogo, hay páginas web de ayuda, teléfono al que podéis llamar para hablar con personas a las que pedir ayuda gratuitamente... Hay muchas opciones, pero no os quedéis callados ni solos. Nunca.

Yo a consecuencia del TCA tuve depresión. Fue muy aguda, y una vez que empecé a recuperarme del TCA la depresión fue desapareciendo a la vez. Pero sentí todo lo que sienten las personas con depresión. Por eso, si alguien quiere hablar conmigo y tener a alguien que le escuche, yo estoy disponible.