martes, 3 de octubre de 2017

Carta para ti, ¿o para mí?

Seguramente no leas esto, ni si quiera sé porque quiero hacerlo público. Pero hay veces que me quiero desahogar, y aquí es donde suelo hacerlo. 

Antes pensaba que valía la pena. Valía la pena ser insegura, valía la pena sentirme culpable, valía la pena sufrir 6 días por estar uno bien. Pero no lo merecía. ¿Y si es mi culpa ser tan insegura? ¿Y si todo esto se lo está inventando mi cerebro? Pero nunca era así. Nunca eran imaginaciones mías. Nunca lo fueron.

Me mentías, y yo lo perdonaba, "lo hacia para protegerme" me decía, pff, que ilusa. Sí, eran "tonterías", pero uno puede construir una montaña de un grano de arena; al igual que tus "mentirijillas" acabaron siendo una gran mentira. Sólo has conseguido que me cuestione cualquier cosa que me llegaste a contar.

¿Perder a la persona o perder el orgullo? Mi mente decía lo segundo para justificar las veces que acabé yo detrás de ti. Solo cuando pude salir del romanticismo idealizado me di cuenta que nadie merece ir detrás de alguien que supuestamente merece la pena. Si mereciera la pena, no estarías detrás, estarías a su lado.

Tienes la culpa en muchas cosas, pero obviamente no en todas. La gran culpa la tiene la sociedad, que enseña desde pequeñas a las chicas que luchar por una persona siempre vale la pena, cuando el amor no debería ser difícil. Que eres suficientemente especial para cambiar a una persona, y eso nunca se cumple. Cuando lo primero que debería hacer es enseñar que idealizar a una persona te va a acabar matando. El amor no surge de la nada. El amor se construye entre las personas implicadas. Y no es como alguna vez me dijeron: "hay veces que alguien tiene que dar más si las cosas no funcionan". Nunca, si las cosas no funcionan, no funcionan.

¿Por qué escribo esto ahora? Podría haberlo escrito hace un mes, tenía la misma opinión. Pero ayer me di cuenta de un detalle, detalle por el cual llegaste al límite del patetismo e inmadurez. Paso tras paso mereces menos la pena. Gracias, me lo dejas todo más fácil. Eres tú el que se lo pierde.

Pero esta carta no va para ti, porque sé que no la leerás. Es una carta para mí. Por confiar en lo mejor de las personas, aunque eso me haga llevarme palos uno detrás de otro. Por ser fuerte y aguantar más de lo que merecía la pena. Porque ahora ya no voy a ser tonta, he aprendido, aunque haya tardado. No he perdido la fe en el amor, creo en el amor. Pero no en el amor romántico que busca la sociedad que tengamos. No en el amor tóxico.

Esta carta va para mí, porque me encanta donde estoy, desde que me he dado cuenta que no te necesito. Todo el amor que estuve dispuesta a dar va a ir dirigido a otra persona, yo. Porque me lo merezco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario