Ni adelgazar debería ir seguido de cumplidos ni engordar de insultos. Ya es hora de que la sociedad acepte que los cambios en el cuerpo se den por circunstancias, que pueden ser negativas si atentan contra la salud o positivas si la mejoran, pero la mayor parte de las veces, esos "kilitos" a los que se refiere la gente no nos cambian ni para bien ni para mal, simplemente es un cambio.
Esta entrada viene inspirada porque hace unas semanas tuve que operarme y perdí peso por no poder comer lo suficiente antes de que me operasen, pero yo sabía que cuando todo esto acabase y empezase a comer como siempre recuperaría mi cuerpo sano al que estoy acostumbrada. Pero en vez de dejarlo pasar la gente de mi alrededor no sé lo tomó como algo pasajero.
Por un lado tenía a mi madre, que la experiencia le ha enseñado que adelgazar en mí es algo negativo y no paraba de decirme que estoy muy fea por estar delgada. Sí, soy consciente de que tengo que coger peso, pero eso no da derecho a mirarme con cara de asco ni de decirme que me veo mal. Pero le puedo llegar a entender, aún va a tener que pasar mucho tiempo antes de que mis años con TCA no la atormenten más, porque dudo que los olvide.
Pero mi mayor sorpresa llegó cuando vi a mi esteticién que me preguntó si había adelgazado, a lo que yo contesté: sí, pero estoy intentando recuperarlo. Ahí llegó la sorpresa, se quedó mirándome con horror diciéndome que me veía genial, que se me habían quedado las piernas muy bonitas y la única delgadez que se ve mal es cuando te adelgaza la cara, que no era mi caso, pues que aprovechase, que engordar es muy fácil.
Imaginad mi risa nerviosa, sobre todo cuando lo que me veía yo más delgado de lo normal eran mis piernas. Pero no la puedo culpar a ella, ella no tiene la culpa de que la sociedad nos imponga a las mujeres que adelgazar es positivo, da igual las circunstancias, incluso cuando rozas o estás en bajo peso. La sociedad nos enseña que las estrías y la celulitis, mal. Que lo que no está definido, mal. Que lo que cuelga, mal. Que la grasa, mal. Que los muslos se rocen, mal. Que tener "barriguita", mal. Que estar hinchada, mal. Más defectos, menos autoestima, cuando todo lo anterior es natural. Pero es que, ¿cómo van a dejar a una chica quererse? ¿Cómo van a dejar a una chica ser segura?
Y fijémonos en el: "engordar es fácil" porque es el mayor mito de la nutrición que existe. La facilidad con la que una persona adelgaza o engorda depende del metabolismo que difiere en cada persona. Hay personas que serán más propensas a engordar y otras a adelgazar, también factores como el estrés, edad y sexo influyen. Y no nos olvidemos del aumento de la ansiedad en la sociedad cuyo uno de sus síntomas es comer. Una persona no adelgaza ni engorda por arte de magia, y cualquier persona que mantenga una dieta normal no tiene por qué cambiar de cuerpo.
Aquí llega la parte más complicada, y es aceptar el cuerpo de cada uno. Sí, es "injusto" que tu amiga coma tanto y este más delgada que tú, pero eso no significa que tenga mejor cuerpo que tú. ¿Desde cuándo más delgada mejor? ¿Desde cuándo el peso define tú valía? Mientras las chicas seguimos buscándonos defectos y comparándonos como siempre sé nos ha enseñado, no somos capaces de ver nuestro valor y belleza. Sé nos olvida lo más importante: mientras un cuerpo sea sano, es un cuerpo bonito, y subir o bajar unos kilos no significaba absolutamente nada.
Ahora resulta que quererse es rebelarse. Y no, no estoy hablando de empezar a querer nuestros defectos. Un defecto es algo que se puede cambiar para hacernos mejor persona: la hipocresía, el egoísmo, la envidia, la avaricia, la arrogancia, la intolerancia... Tu cuerpo no es un defecto. Eres libre de decidir poder cambiarlo, si tienes las posibilidades, pero aceptarlo y quererlo tal y como es ahora y tal y como lo será e un futuro, esa es la verdadera rebelión.
Ahora resulta que quererse es rebelarse. Y no, no estoy hablando de empezar a querer nuestros defectos. Un defecto es algo que se puede cambiar para hacernos mejor persona: la hipocresía, el egoísmo, la envidia, la avaricia, la arrogancia, la intolerancia... Tu cuerpo no es un defecto. Eres libre de decidir poder cambiarlo, si tienes las posibilidades, pero aceptarlo y quererlo tal y como es ahora y tal y como lo será e un futuro, esa es la verdadera rebelión.
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