domingo, 27 de agosto de 2017

El miedo a estar solo

¿Qué significa realmente estar solo? ¿Y por qué nos da tanto miedo? No considero que el miedo de estar solo venga de la idea de estar literalmente solo, ya que es una situación prácticamente imposible. Siempre tendremos algún amigo; si no es amigo, familiar; si no es familiar, vecino; si no es vecino; conocido... Incluso los desconocidos que nos rodean al andar por la calle. Estar solo literalmente es algo difícil. 

Yo tengo un miedo tremendo a quedarme sola, pero las veces que he considerado estar sola (y lo he pasado mal con ello), he descubierto que realmente eran dos miedos diferentes, pero ligados a la vez: el miedo al abandono y el miedo a quedarme sola conmigo misma.

Solemos tener una forma muy curiosa de reaccionar ante el abandono por personas que considerábamos especiales y parte de nuestra vida: echarnos la culpa y despreciarnos, considerar que no somos suficientes para esa persona. Lo cuál no solo afecta en el momento de ver personas marchar de tu vida, sino en el momento de tratar de hacer nuevas conexiones con personas nuevas. Hay una vocecita detrás diciendo: ¿si el anterior te abandono, por qué no lo hará este?

Ante el abandono hay muchas personas que eligen llenar ese vacío con otras personas desde el primer día, personas con las que no puede haber ni de cerca la conexión que se tenía con otras personas, por eso, ese vacío se llena temporalmente. En algún momento tiene que llegar el momento de sentirse solo porque faltan esas personas con las que contabas para todo.

Y ese momento de quedarse solo contigo mismo da miedo, da miedo aceptar una pérdida, da miedo quedarse con todos los sentimientos que provoca una pérdida, da miedo negarlo, da miedo enfadarse, da miedo llorar y estar triste. Pero es un momento clave, porque una vez nos permitimos sentir, podemos a pasar a reflexionar.

Cuando somos capaces de reflexionar nos damos cuenta de por qué pasó, que aunque tuvimos parte de culpa, fue cosa de los dos; que aunque antes se podría haber arreglado, ya es demasiado tarde; que perder esa conexión no va a solucionarse con otra persona, esa conexión sanará y nos nos hará falta: las futuras personas que lleguen crearán nuevas conexiones, fruto de esa nueva relación, pero en ningún momento sustituirán la pérdida, porque nadie tiene que sustituir a nadie.

Entonces te das cuenta que realmente no hay ninguna persona que necesites, la vida enseña que la mayoría de personas son pasajeras, no porque todas te abandonen o tú abandones, simplemente hay personas que siguen diferentes caminos, aunque algunas pueden quedarse para siempre. Lo más importante es saber que tú eres una persona plena por ti mismo, perder una persona no va a hacer que pierdas un cachito de ti, simplemente ese cachito de persona no va a formar parte más de ti que en el recuerdo, y depende de que tipo de relación fuese, puede ser un cachito que incluso se olvide. 

Una vez comprendemos eso, somos capaces de seguir creando conexiones con otras personas, pero nunca por sustituir, sino por encontrar personas que nos acompañen en nuestro camino.


lunes, 14 de agosto de 2017

He subido/bajado de peso, y ¿qué?

Ni adelgazar debería ir seguido de cumplidos ni engordar de insultos. Ya es hora de que la sociedad acepte que los cambios en el cuerpo se den por circunstancias, que pueden ser negativas si atentan contra la salud o positivas si la mejoran, pero la mayor parte de las veces, esos "kilitos" a los que se refiere la gente no nos cambian ni para bien ni para mal, simplemente es un cambio.

Esta entrada viene inspirada porque hace unas semanas tuve que operarme y perdí peso por no poder comer lo suficiente antes de que me operasen, pero yo sabía que cuando todo esto acabase y empezase a comer como siempre recuperaría mi cuerpo sano al que estoy acostumbrada. Pero en vez de dejarlo pasar la gente de mi alrededor no sé lo tomó como algo pasajero.

Por un lado tenía a mi madre, que la experiencia le ha enseñado que adelgazar en mí es algo negativo y no paraba de decirme que estoy muy fea por estar delgada. Sí, soy consciente de que tengo que coger peso, pero eso no da derecho a mirarme con cara de asco ni de decirme que me veo mal. Pero le puedo llegar a entender, aún va a tener que pasar mucho tiempo antes de que mis años con TCA no la atormenten más, porque dudo que los olvide.

Pero mi mayor sorpresa llegó cuando vi a mi esteticién que me preguntó si había adelgazado, a lo que yo contesté: sí, pero estoy intentando recuperarlo. Ahí llegó la sorpresa, se quedó mirándome con horror diciéndome que me veía genial, que se me habían quedado las piernas muy bonitas y la única delgadez que se ve mal es cuando te adelgaza la cara, que no era mi caso, pues que aprovechase, que engordar es muy fácil. 

Imaginad mi risa nerviosa, sobre todo cuando lo que me veía yo más delgado de lo normal eran mis piernas. Pero no la puedo culpar a ella, ella no tiene la culpa de que la sociedad nos imponga a las mujeres que adelgazar es positivo, da igual las circunstancias, incluso cuando rozas o estás en bajo peso. La sociedad nos enseña que las estrías y la celulitis, mal. Que lo que no está definido, mal. Que lo que cuelga, mal. Que la grasa, mal. Que los muslos se rocen, mal. Que tener "barriguita", mal. Que estar hinchada, mal. Más defectos, menos autoestima, cuando todo lo anterior es natural. Pero es que, ¿cómo van  a dejar a una chica quererse? ¿Cómo van a dejar a una chica ser segura? 

Y fijémonos en el: "engordar es fácil" porque es el mayor mito de la nutrición que existe. La facilidad con la que una persona adelgaza o engorda depende del metabolismo que difiere en cada persona. Hay personas que serán más propensas a engordar y otras a adelgazar, también factores como el estrés, edad y sexo influyen. Y no nos olvidemos del aumento de la ansiedad en la sociedad cuyo uno de sus síntomas es comer. Una persona no adelgaza ni engorda por arte de magia, y cualquier persona que mantenga una dieta normal no tiene por qué cambiar de cuerpo. 

Aquí llega la parte más complicada, y es aceptar el cuerpo de cada uno. Sí, es "injusto" que tu amiga coma tanto y este más delgada que tú, pero eso no significa que tenga mejor cuerpo que tú. ¿Desde cuándo más delgada mejor? ¿Desde cuándo el peso define tú valía? Mientras las chicas seguimos buscándonos defectos y comparándonos como siempre sé nos ha enseñado, no somos capaces de ver nuestro valor y belleza. Sé nos olvida lo más importante: mientras un cuerpo sea sano, es un cuerpo bonito, y subir o bajar unos kilos no significaba absolutamente nada.

Ahora resulta que quererse es rebelarse. Y no, no estoy hablando de empezar a querer nuestros defectos. Un defecto es algo que se puede cambiar para hacernos mejor persona: la hipocresía, el egoísmo, la envidia, la avaricia, la arrogancia, la intolerancia... Tu cuerpo no es un defecto. Eres libre de decidir poder cambiarlo, si tienes las posibilidades, pero aceptarlo y quererlo tal y como es ahora y tal y como lo será e un futuro, esa es la verdadera rebelión.



viernes, 4 de agosto de 2017

Seguridad y confianza

La gente que no entiende los Trastornos de la Conducta Alimentaria los tacha de superficiales, porque aparentemente la persona que lo padece realiza diversas conductas para adelgazar. Y es que la superficialidad es fácil. Es más fácil juzgar a una persona que tomarse el tiempo necesario para conocerla. Es más fácil dejarse llevar por lo que te cuentan de una persona que darle una oportunidad. Es más fácil pensar que una persona con este trastorno quiere adelgazar que adentrarse en el complicado mundo de los trastornos alimentarios.

Porque no es sólo fácil para el resto, sino también para la persona que lo sufre pensar que adelgazar es la solución a sus problemas. "Si adelgazo me será más fácil gustarle a la gente", "si adelgazo me será más fácil conseguir mis objetivos", "si adelgazo tendré más confianza". Y en el último está la clave, adelgazar da una falsa sensación de confianza y seguridad, que es lo que realmente buscan muchas personas con este trastorno y no encuentran otra forma de alcanzarla que adelgazando. Se autoengañan convenciéndose que cualquiera de sus problemas se va a solucionar si adelgazan, porque eso les dará la confianza para conseguirlo.

A mí me pasó exactamente así. Por todos mis miedos e inseguridades que no sabía por donde empezar a superar, decidí "creerme" que adelgazar iba a hacer que los supere, aunque no tuviese ningún sentido. Mi mayor inseguridad era mi timidez, pensaba que no era capaz de hacer amigos nuevos ni de hablar abiertamente porque todos me juzgaban. Era más fácil pensar que mi inseguridad era por algo superficial que podía cambiar, mi cuerpo, que por mi timidez, que era parte de mí y superarlo requeriría un camino más complicado.

Pero, para mi sorpresa, adelgazar sólo consiguió lo contrario: que me cerrase más con la gente y que tuviese menos confianza en mí misma. El camino fácil, "superficial", no me sirvió, pero de eso no me di cuenta hasta mucho más tarde.

Y ahora que he superado mi trastorno alimentario y tengo seguridad respecto a mi cuerpo, ¿he superado mi timidez? Sí, pero no al 100%. Cuando empecé el tratamiento pretendía volverme la persona más abierta del mundo, pero mi psicóloga me paró y me dijo: "Elena, tú eres tímida, es parte de ti, tienes que aceptar que nunca vas a ser el alma de la fiesta. Y eso no está mal. Puedes conseguir tener más confianza, pero algo de timidez siempre vas a tener". Y así lo acepté.

Aún me cuesta. Tengo días peores en los que me dicen de salir con gente que conozco y a minutos de salir me arrepiento, pero otros días que me invitan a sitios en los que conozco sólo a una persona y me animo. Se trata de ponerme pequeñas metas que pueda superar. Nunca voy a ser la chica que se lance a presentarse a todo el mundo, ni la que disfrute hablando en púbico, ni la que no le importe hacer el rídiculo; por mucho que haya veces que me gustaría mandar todo a la mierda y ser esa persona. Pero no soy yo, y hay rasgos nuestros que a veces simplemente hay que aceptar.