Érase
una vez, una estrella que perdió su resplandor
Dependió
de otra para que la encendiese
Y la
hiciese brillar,
Pero
esa estrella se marchó.
La
estrella se fue en busca de otra
Otra
estrella que la encendiese
Ya
que necesitaba a alguien que le permitiese brillar
Y darle
su felicidad.
Ha
medida que iba buscando
Iba
perdiendo más luz y siendo más infeliz
Nadie
parecía querer hacerlo
Entonces
la estrella se dio cuenta
“¿Y
por qué no puedo hacerlo yo?
Encender
yo mi luz
Y
brillar por mí sola?”
La
estrella encendió su luz sola
Sabía
que su felicidad era suya
Y no
algo que le daban otros.
Pero
entonces apareció otra estrella
Otra
estrella que le ofreció su luz
Ella
podía brillar sola.
Porque
su felicidad y brillo le atrajo
Y
quiso complementar lo que ya tenía.
Y
así la estrella brillaba
Y
era feliz
Y
tenía a quien la apoyaba
Busca quién te apoye, te ayude a ser feliz y
fuerte, pero no dependas de nadie porque si pones tu felicidad y fuerza en otra persona, te arriesgas a
perderlo todo si esa persona se va. Tu felicidad y tu fuerza son tuyas,
recuérdalo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario