Llevo sin escribir en este blog desde el 11 de noviembre, desde esa fecha han pasado más de dos meses. No es que me haya olvidado del blog, de hecho, todo lo contrario, lleva remordiéndome la conciencia desde que no he vuelto a publicar. Tampoco podría decir que no he tenido tiempo o que no lo haya intentado: me he sentado con una idea en la cabeza delante de la pantalla del ordenador preparada para escribir... Y nada. No he sido capaz de escribir más que un mísero párrafo. Me siento completamente bloqueada. Incluso al entrar en Blogger me he encontrado con tres borradores como intentos fallidos de publicaciones. Esta situación me deja completamente incrédula ya que algo que siempre me he caracterizado es terminar todo lo que empiezo, cueste lo que cueste.
No me pasa sólo con escribir sino con la mayoría de cosas productivas que disfruto haciendo. Hace años que no devoro libros como solía hacer: uno detrás de otro, leyendo durante horas y horas prescindiendo de horas de sueño; ahora me cuesta incluso llegar a leer un libro al mes. Con la música si tengo "excusa", la guitarra y el piano los tengo en mi casa, pero tampoco he hecho ningún esfuerzo en traerme la guitarra a Madrid o pedir la llave de la sala de música de mi residencia, que curiosamente tiene un piano.
¿Y qué hago en lugar de todas esas actividades? Es verdad que la universidad quita mucho tiempo, pero no todo. La mayor parte del tiempo que podría estar haciendo cosas que, a parte de gustarme, me benefician, me encuentro actualizando Twitter constantemente, viendo vídeos de Youtube chorra que ya he visto múltiples veces, tragándome temporadas de series en una tarde... Descanso, pero no acabo satisfecha. Sería un tema muy diferente si no me viese con ganas de hacer ninguna otra cosa, pero es que las ganas están, lo que parece que me falta es la motivación.
Este descenso de motivación lo empecé a notar al empezar la universidad, y lo he comentado con más personas a las que parece que les ha pasado algo parecido a mí. Lo que me pregunto es si es la carga de trabajo agotadora que aguantamos el estudiantado lo que nos hace optar por realizar tareas que no nos suponen ninguna carga mental. Para yo ponerme a leer tengo que estar concentrada, pero para ver un video trivial en Youtube no tanto. Ya ni contar el esfuerzo que tengo que dedicar a escribir o aprender a tocar una nueva canción en un instrumento.
Pero este nulo interés en no hacer nada, a veces cambia radicalmente por un periodo corto de tiempo, incluso solo un par de días. Escribo cinco publicaciones en un día, me tiró 5 horas tocando el piano o la guitarra: me viene la inspiración. Pero tan pronto como viene, se va. Es una sensación muy frustrante, porque sé que soy capaz de hacer todas esas cosas, pero nuevamente estoy bloqueada. ¿Cómo se consigue ser constante? En serio, ¿hay alguna fórmula secreta para eso?
Esto me preocupa especialmente con este blog. Pocas personas saben que, a parte de iniciar este blog para compartir mis experiencias y tratar de ayudar a otras personas, lo inicié porque adoro escribir, y quería mantener este hábito de alguna forma. Adoro escribir desde muy pequeña, recuerdo sentarme delante del ordenador con siete años a escribir cuentos y fantasear con ser escritora cuando fuese mayor. Siempre tuve diarios en los que escribía para expresar mis sentimientos, porque no era capaz de expresarlos vocalmente. Incluso tuve una época en la que escribía fanfics on-line y me gratificaba ver que había personas que me pedían que siguiese escribiendo. Aún hoy está en mi bucket list escribir un libro, ya sea para mí o publicarlo (nunca está mal ponerse metas altas), ¿pero como lo voy a hacer si ha pasado de ser algo que disfrute haciendo a una culpabilidad?
Mantengo una pequeña chispa de esperanza en que este esfuerzo sobrehumano que estoy haciendo para escribir esta publicación sirva como detonante para que pare este bloqueo mental. En diciembre quería publicar "20 cosas que aprendí con 20 años", ahora tendrá que esperar a los 21. Al acabar exámenes quería reflexionar sobre la creciente ansiedad que se tiene ante tareas que no son de vida o muerte, a estas alturas la época de exámenes pasada queda lejos. Ahora tengo una idea en mente relacionada con un trabajo que hice el cuatrimestre pasado sobre mujeres en la Historia de la Psicología y relacionarlo con la actualidad, pero me da miedo escribir sobre un tema tan formal al que no estoy habituada, así que es probable que se quede en el plumero.
¿Os ha pasado esto? ¿Os ha resultado muy familiar u os suena a chino? ¿O puede que le hayáis encontrado solución? Esto no son preguntas retóricas, comentadme aquí o por redes sociales, o hasta incluso en persona. Estaré encantada de oíros o leeros y más si me ayuda a salir de este bucle de improductividad y sensación de culpabilidad en el que llevo meses metida.
Gracias por leerme.
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