Estamos cada vez más acostumbrados a escuchar expresiones que aluden a la depresión tales como: "no paro de llorar, estoy deprimida", "no sale de su casa, está deprimido"... Y hablar sobre la depresión en sí no es nada malo, lo que resulta negativo es que la mayoría de veces que se trata, se mal interpreta o incluso se normaliza, lo que lleva a que cuando nos cruzamos con una persona con depresión, no podamos comprenderla adecuadamente.
Yo no voy a hablar de la ciencia de la depresión (que si os interesa, hay mil artículos por Internet, seguro que la Wikipedia mismo sirve), sino la concepción de la depresión que tiene la sociedad, y lo que realmente es. Empezando por la malintepretación: la depresión no es estar triste. Probablemente sea culpa de los medios que han representado la depresión con chicas llorando, cuando es más bien todo lo contrario: si eres capaz de llorar cuando estás triste, enhorabuena, no estás deprimido.
La depresión, como la misma palabra dice, deprime los sentimientos. Una persona deprimida siente, pero no es capaz de expresarlo y en la mayoría de casos ni siquiera interpretarlo, porque los sentimientos están apagados. Por eso, cuando a una persona se le trata con antidepresivos (que son lejos de una pastilla de la felicidad), puede sorprendernos que empiecen a llorar o rabiar. Pero eso es un progreso, han sido capaces de sacar los sentimientos acumulados en el interior.
Una persona deprimida puede recibir la peor noticia de su vida y no reaccionar externamente. Obviamente, internamente se le revolverán mil emociones, pero esas no son capaces de salir. Se puede dar casos incluso que la persona reaccione a ese recuerdo una vez superada la depresión, por ejemplo, personas que no lloran ante una muerte hasta meses o incluso años después, porque se quedaron "atascados" en el duelo; sólo al superarlo, pueden expresar lo que sintieron en ese momento.
Continuar o entablar nuevas amistades para una persona con depresión puede ser muy difícil. Las amistades requieren trabajo, el cuál una persona con depresión no se ve capaz de realizar en ese momento. Pero también, no expresa lo que se esperaría de un amigo. Puede no reaccionar ante muestras de cariño, o evitarlas, cancelar planes, no interesarse... Y si la otra persona no comprende por lo que está pasando la otra, puede mal interpretar sus intenciones, pensar que no tiene interés, y abandonar la amistad, lo cuál repercuta peor sobre la persona deprimida.
Pero abordemos el segundo problema, la normalización. La depresión es cada vez más común en la sociedad, y estoy segura de que cada uno hemos conocido a alguien que ha sufrido depresión en algún momento de su vida, lo hayamos sabido o no.
Cuando hablo de normalización me refiero a casos como cuando pregunto por una persona de la que hace tiempo que no sé nada y me dicen: "yo apenas he hablado con ella, he oído que ha estado encerrada en casa deprimida", y se dice con total normalidad. Sigue siendo tal tabú que la depresión es un trastorno mental que no se trata con la gravedad que deberían. Luego, si de la misma persona vendrían diciendo que se ha suicidado, todo el mundo andaría traumatizado diciendo que no se lo esperaba, que como ha pasado tal desgracia. Sí, esa chica que estaba deprimida encerrada en casa no estaba simplemente triste (que parece ser sinónimo de depresión) sino sufría de un trastorno mental por el cuál no recibió tratamiento, fue a peor, y acabó con su vida.
Sí, he descrito lo que llegaría a ser un caso extremo. Pero la normalización de cualquier problema, empiece siendo leve, sólo lleva a peor, y en ningún caso ayuda a las personas que sufren en silencio, avergonzados ante el tabú de los trastornos mentales.
Tú, no estás deprimido porque llores. La vida consiste en expresar lo que sientes. En reír con los amigos, en expresar gratitud a tus padres, en dar amor a una persona especial... Pero también en gritar por estar enfadado, en llorar sin parar hasta superar una ruptura, en estar dolido ante la muerte de un ser querido. Si algo de esto falla, entonces sí hay un problema. Pero no estás sólo, ni cualquier persona que lo sufre. Si conoces a alguien pasando por este problema, o si eres tú mismo, no dudes en pedir ayudar. La vida es demasiado corta para no sentirla en cada segundo.