jueves, 25 de agosto de 2016

Querida yo a los 16:

Querida yo a los 16:

Vuelves a estar tumbada en la cama, con la mirada perdida, pensando en cuándo puede acabar este infierno. Deseas poder dormir, que esta tortura mental pare al menos un par de horas, pero no eres capaz de quedarte dormida. Pero tampoco de realmente hacer nada, así que simplemente est´as tumbada, tú y tu huracán de pensamientos, creando el mayor desastre.

Coges la mínima fuerza que parece quedarte para levantarte de la cama y te plantas delante del espejo para examinar cada centímetro de tu cuerpo detenidamente. Tus ojos han perdido su típico brillo, solo queda una mirada opaca, inexpresiva, triste. Palidez enfermiza que destaca aún más los moretones bajo los ojos que por más maquillaje que utilices no consigues tapar. Clavícula demasiado definida que llega a tus huesudos hombros. Brazos y piernas minúsculas. Ninguna curva. Una chica de 16 años encerrada en el cuerpo de una de 11. Pero tú no te das cuenta. Sigues fijándote en la grasa que queda en cualquier parte de tu cuerpo. "Si se puede palpar, es que puede irse". 

Sientes tantas cosas al mirarte en el espejo. Quieres gritar, llorar, darle un golpe, arañarlo, romperlo hasta que se haga añicos... Pero no puedes, es como si tu cuerpo fuese controlado por un fantasma y tu alma no pudiera hacer nada con él. Los sentimientos van quedando encerrados cada vez más en un lugar más remoto de tu corazón, se va a necesitar más de un intento para llegar a ellos en un futuro. 

Recuerdas los sucesos del día. Tu tarea fue escribir una carta a tu yo de dentro de unos años. Hiciste lo que se supone que tenías que hacer: escribir que esperas verte ya bien, que has cogido el control de tu vida y que eres feliz. ¿Pero te lo creías? Era más fácil escribir eso que pensar en dónde estarías en unos años, porque por más que intentases imaginar no veías más que oscuridad, y eso te asustaba. 

Curioso que ahora tu yo de dentro de dos (casi tres) años te escriba. Ese yo que no podías imaginar existe, y se acuerda de ti. Te va a tocar ser fuerte.

Llegará un día en el que cambies de chip. Sí, suena raro, pero sucederá de un día para otro. Pensarás en que puede que haya una alternativa a lo que estás "viviendo". Que tu cuerpo respire no significa que estés viviendo, ya que tendrías que sentir y no lo haces, pero te ofrecerán la oportunidad de encontrarte. Sacar a la chica presa de su propio cuerpo y devolverla a donde siempre debería haber estado. 

No será fácil. Pero poco a poco irás logrando metas. Poder reír a carcajadas. Recuperar las ganas de salir con amigos. Disfrutar de una comida. Pasar de largo un espejo sin parar a mirarte. No saber tu peso y que teigual. Que un fallo no te define. Eso que alguna vez dijiste que estuvo mal, ya hace tiempo que no lo recuerda nadie más que tu traicionera memoria. Porque te darás cuenta de lo que realmente importante y, en menos tiempo del que piensas, serás yo. 

No vivir no está permitido. Date la oportunidad de disfrutar y descubrir. Puede que se te dé mejor de lo que imaginas. Y lo más importante, da igual las veces que te tropieces, siempre mantén la mirada hacia delante.